Según la Organización Mundial de la Salud, el insomnio es un problema de salud pública que afecta al 40% de personas en todo el mundo. Las causas pueden ser muchas: desde ansiedad y otras enfermedades, hasta el consumo durante la cena de ciertos alimentos estimulantes o que generen malestar.
Hay varios alimentos que pueden afectar la calidad de nuestro sueño y los cuales nunca deberíamos consumir por la noche. Por ejemplo, los que son altos en cafeína, como el café, el té y algunas bebidas energéticas, pueden mantenernos despiertos y alertas, dificultando que nos relajemos.
Otros alimentos que nunca deberíamos consumir por la noche porque nos quitan el sueño son aquellos demasiado grasos o picantes, porque pueden causar malestar estomacal, lo que puede interrumpir nuestro sueño. Además, el azúcar en exceso puede provocar picos de energía que nos mantengan despiertos.
La cena es una de las comidas más importantes del día, pero lo que elegimos comer puede influir significativamente en la calidad de nuestro sueño. Algunos alimentos pueden causar malestar digestivo o alterar nuestros patrones de sueño, mientras que otros pueden promover un descanso reparador.
El pescado, especialmente variedades como el salmón y la trucha, es rico en ácidos grasos omega-3 y vitamina D. Estos nutrientes han demostrado tener efectos positivos en la regulación del sueño. Además, el pescado es fácil de digerir, lo que lo convierte en una excelente opción para la cena.
Las carnes magras como el pollo y el pavo son buenas fuentes de triptófano, un aminoácido que ayuda a producir serotonina y melatonina, hormonas clave para regular el sueño. Opta por preparaciones al horno o a la parrilla para mantenerlas ligeras.
Las verduras como espinacas, kale y acelgas son ricas en magnesio, un mineral que puede ayudar a relajar los músculos y mejorar la calidad del sueño. Puedes incluirlas en ensaladas o saltearlas ligeramente como acompañamiento.
Los carbohidratos complejos como el arroz integral y la quinoa pueden ayudar a aumentar los niveles de insulina, lo que facilita la entrada del triptófano al cerebro. Estos granos también son ricos en fibra, lo que contribuye a una buena digestión.
Un puñado de almendras o nueces puede ser un excelente snack antes de dormir. Son ricos en magnesio y grasas saludables, además de ser fáciles de digerir si se consumen con moderación.
El yogur es una buena fuente de probióticos y calcio, ambos beneficiosos para la salud digestiva. Un tazón pequeño de yogur natural con frutas puede ser una opción ligera y nutritiva para cenar.
2024-09-13T15:53:47Z